miércoles, 29 de julio de 2009

Mi hijo Brian Alexander no murió, lo mataron los gobiernos

* Las madres del incendio de guardería ABC

Silvia Núñez Esquer/corresponsal CIMAC
Hermosillo, Son. 28 julio 09

A Lilian Cristina García el 2009 no la trata bien. Sin tregua para un respiro, ha ido de pérdida en pérdida. Este año se ha llevado a dos de sus hijos, y también perdió su trabajo, todo derivado de su condición de madre trabajadora.
Como empleada de Telas Parisina, sucursal Sendero, tuvo un parto prematuro de 32 semanas de gestación, el 17 de marzo. Dados los esfuerzos exhaustivos que realizaba para desempeñar sus labores, a Cristina no le queda duda de que fue accidente de trabajo.
Fue el 12 de ese mes cuando fue incapacitada, debiendo volver a trabajar el 16 de marzo, pero dado lo delicado de su estado, el doctor no la dejó regresarse. Su hijo, a quien registró como José Miguel, murió a los diez días de nacido. Poco después el 5 de junio, su pequeño Brian Alexander, dejó de existir asfixiado y quemado en la guardería ABC.
Un giro de 360 grados ha dado su vida desde entonces, pues la depresión que la agobia no la ha dejado regresar a sus ocupaciones cotidianas. Hoy día, igual marcha en las calles con el Movimiento 5 de Junio, integrado por familiares y activistas de derechos humanos, que se convierte en elocuente oradora en los mítines que se realizan al concluir.
En sus discursos, Cristina García, ha tratado de equiparar la tragedia de la guardería ABC a otros agravios sociales, para exigir que la negligencia, corrupción, tráfico de influencias e irresponsabilidad que produjeron el siniestro, sean castigados ejemplarmente.
Así, ha propuesto que tal como renunció el gobernador Biebrich en 1975, por la matanza de campesinos en el municipio San Ignacio Río Muerto, al sudoeste de Sonora, con el asesinato por omisión de 48 niñas y niños, amerita que el gobernador Bours renuncie a su cargo.
Días, meses o hasta años, está dispuesta a esperar y a luchar para encontrar justicia por la muerte de su hijo. Le queda claro que la pérdida en marzo de su recién nacido, o la muerte del hijo en la guardería ABC, son indiferentes para la empresa para la cual prestaba sus servicios.
Hoy día es una mujer desempleada, pues Grupo Parisina SA de CV, la dio de baja en el Seguro Social, razón por la que se percató de que había sido despedida. “Sinceramente lo que a ellos les mueve es el dinero, lo único que recibí es una patada en el trasero”, afirma.
Ni siquiera le brindaron una palabra de aliento, ningún apoyo moral, ni de otro tipo, es su queja. Sólo el despido injustificado fue el pago por sus servicios. Hoy está clara que las condiciones de trabajo de esa empresa no eran las más aptas para su estado de embarazo de seis meses, por lo que entablará una demanda por la pérdida, al igual que por el despido.
El centro comercial Sendero, es una de las instalaciones que ofrece la modalidad de opción múltiple de giros comerciales, incluido un complejo de cines. Dentro de sus negocios cientos de trabajadoras, diariamente acuden a prestar su fuerza de trabajo en jornadas extenuantes, muchas de ellas habiendo llevado a sus hijas e hijos a alguna de las guarderías aledañas.
Contratos temporales, prestaciones mínimas, jornadas de hasta doce horas con descansos alternos una semana sí y otra no, ausencia de organización sindical, es el panorama para estas mujeres.
Cristina no es la única madre trabajadora de ahí que perdió algún hijo en la guardería ABC, subrogada del IMSS pues por su cercanía, en Sendero trabajan otras que sufren la misma pena.
Hasta marzo de este año, desde la colonia Cuauhtémoc, Cristina trajinaba con su embarazo creciente, y de la mano llevaba a su hijo Brian, hacia la guardería ABC. Esa temporada hoy es sólo un recuerdo, que la dejó el 5 de junio con las manos vacías, al morir también su hijo de 2 años y medio.
Por su parte, Nicole de 8 años, también ha pasado la experiencia de perder a dos hermanos en un lapso de tres meses. No hay palabras que expliquen a una niña cómo es que en tan corto tiempo pierde a dos hermanos.
Acompañando siempre a su madre, Nicole sobrevive a la tragedia tratando de entender el cambio brusco de vida que les ha dejado el 2009, y las pésimas condiciones de la seguridad social en México para las trabajadoras.
Con la delgadez extrema producida por del dolor moral, Cristina saca fuerzas para quejarse de que le duele mucho la cabeza en la parte de la nuca. “Es el estrés, a ver si no me da algo”, expresa.
Por los problemas económicos derivados de su situación actual, le cortaron la luz por lo que duró algunos días sin el servicio. Su hija padece un mal en las vías urinarias, el cual no pudo ser atendido en el Seguro Social por estar dada de baja.

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