jueves, 6 de agosto de 2009

Negligencia y maltrato a enferma en el Hospital de Cancerología

* Esta es la historia de Lola, oriunda de Huatusco, quien vino a Xalapa con la esperanza de curarse

Claudia Guerrero Martínez
www.periodicoveraz.com

“Hola, soy Lola y tengo cáncer”, así fue recibida su servidora, para iniciar la plática, con esta mujer oriunda de Chavaxtla, congregación perteneciente a Huatusco, en donde la actividad principal es el campo, por no haber mejores oportunidades para trabajar.
Dolores Morales Rodríguez, de 31 años, quien laboraba en una cocina económica, tuvo dos hijos, uno de 15 años, quien se vio en la necesidad de trabajar de cargador para pagar los gastos y el otro de cuatro, pequeño que entrará al kínder, “si es que hay dinero”. Ellos son su motor para seguir viviendo, al igual que su esposo, quien ha luchado en contra de esta enfermedad silenciosa, pero letal: el cáncer de mama.
Hace cuatro meses, sintió una “bolita” en su seno y en los meses por seguir, se ha transformado en un enorme tumor, mismo le ha provocado grandes temperaturas, la debilidad motora y el dolor intenso del que describe como: “Es algo que no se lo deseo a nadie”.
Lola, ante su viacrucis y la falta de atención apropiada en Chavaxtla, por ser dispensario rural, se traslada a Coscomatepec, para tratarse su malestar, ya teniendo el antecedente de la muerte de sus dos tías, quienes fallecieron por este padecimiento y sin contar con recursos para su atención… Ante tal panorama, ella optó en luchar por su vida y seguir en este mundo a costa de lo que sea, y más, por sus hijos.
Lola llegó a Xalapa hace diez días, al Hospital de Cancerología, “Miguel Dorantes Mesa”, nosocomio único en la zona, con tecnología de punta para la atención de enfermos de cáncer. Lo increíble de esta historia, es que en este lapso, no fue atendida como se requería, sin una operación inmediata y la petición continúa de estudios, como el que refleja el estado de los huesos, mismo que tuvo que ser pagado por instituciones caritativas. Ahora, le piden un estudio de nefrología y Lola piensa que no ee necesario, pues realiza sus necesidades normales y no tiene dolor, enviándola a consulta hasta septiembre, cuando los días son contados y valiosos.
Además, los regaños de doctores, por no atenderse a tiempo, siendo que antes de internarse, había asistido a varias consultas en Xalapa, Córdoba y Huatusco, para decirle lo que ya sabía de antemano, que tenía cáncer. Siguen pasando los días en el CECAN y los maltratos por parte de la doctora oncóloga de apellido Guerrero, quien está a cargo de personas con este mal y es notoria su pérdida de sensibilidad ante los enfermos, quienes necesitan una esperanza de vida.
Hace dos días, a Lola y a su esposo les dijeron que sería trasladada al Hospital de Especialidades Médicas, CEM, para una valoración, cuestión que fue mentira, pues ya tenían la encomienda de dejarlos en cualquier lugar, pues necesitaban la cama.
En forma indolente y digamos, hasta perversa, Lola llegó a casa de una persona que le dio alojamiento y desde entonces, ha sufrido de dolores muy fuertes, de los que ella describe, como la muerte misma, sin estar canalizada con suero, para la aplicación de medicamentos para el dolor, las constantes fiebres y el tumor que no cesa de crecer como un balón, son síntomas que describen la necesidad de ser atendida por una enfermera y doctores.
El director de este Hospital, Dr. Pedro Coronel Brizio nunca estuvo al tanto de las constantes quejas del esposo de Lola, pues siempre estaba ausente o sus empleados le impedían interponer la queja, sólo el subdirector del Centro Estatal de Cancerología, Raúl Enrique Guzmán García, quien se limitó en decir: “Lo siento, pero hemos hecho lo posible”.
Las lágrimas se asomaron en el rostro de Lola y brota la desesperación de esta mujer, las cuales, son comprensibles ante una evidente negligencia por parte de altos funcionarios en la administración de este hospital, pues pide una esperanza de vida y luchar por ella. Lo que no acepta es que la hayan prácticamente corrido del CECAN, para otorgarle la cama a otro enfermo y ni tampoco darle el beneficio de una calidad de vida.
Mientras, postrada en una cama prestada, espera un milagro o alguien que la ayude a tratarse su padecimiento y tienen la firme convicción de salvarse, pues tiene fe en personas caritativas que ayuden, a ella y a su esposo, quien dejó de trabajar para estar con ella y cuidarla, ir a tocar puertas pidiendo apoyos y exigir ayuda al propio Hospital de Cancerología, pues quiere hacer valer el seguro de riesgos con el que cuenta su esposa, mismo que no se ha aplicado para tratar de curar su enfermedad.
Lola espera un milagro, espera que alguien la ayude y espera que se haga justicia a una mujer enferma, quien llora por salvarse del cáncer y por seguir educando a sus hijos para verlos unos hombres de bien.
Si usted desea ayudar a Lola, comuníquese al teléfono 044 2281 05 67 21. Todos podemos estar en la misma situación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, no incluya groserías o exabruptos en sus comentarios.